miércoles, 12 de noviembre de 2008

El ángel de mi barrio




Basta verte una tarde como esta, pequeño ángel caído en mi barrio
Para entender que estoy tan lejos de aquellos, mis días mas tiernos
Y me alcanza con oír el murmullo de tus guerras de papel
Para recordar que en tu mundo no existen los números, ni el petróleo
Ni flamean las banderas del odio y la pasión...

En tu mirada encuentro la esperanza de los años que vendrán
y el olvido de los trenes que perdimos por mirar hacia el costado
En tus ojos hallo un brillo magnate,
el aleteo de un ave que aún no aprendió a volar
Pero no logro desentrañar el secreto de tu simpleza,
Indescifrable, como al hombre la mujer

¡Oh, semilla pura que crece en tierra yerma!
Diamante en bruto que el amor pule y los años ensucian
No hay edicto que decrete tu reinado en las veredas
Ni caprichos de princesas que derroquen tu sonrisa
Son de viento las fronteras de tu patio
Y un par de lágrimas tus armas,
Frente al viejo portal de aquel vecino,
que otras veces por mañoso fue villano
y hoy, risueño, con un dulce acalla tu llanto cristalino

Por eso te dedico estas palabras, inquieto centinela de mi esquina
Que es feliz entre juguetes mientras cae la tarde y la llovizna
Yo sé que el tiempo ha de arrancarte alguna noche tu esplendor:
Las estrellas, los juguetes, la inocencia, algún color...
Aún así guarda en tu pecho, agazapado en un rincón
A ese niño que fuiste, que no conoce la lujuria ni el ardor
Y en el crepúsculo de algún día, cuando sientas tu alma quebrar
Vendrá a buscarte, con un gesto y de la mano,
Para invitarte a jugar, para invitarte a jugar...

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